Hoy en nuestro mundo hay una gran cantidad de cosas que son hermosas y prácticas. Tomemos, por ejemplo, las bailarinas, unos zapatos ligeros que se han ganado los corazones de las mujeres de todo el planeta. Y esto no es de extrañar: elegantes y cuidadosos, no sólo adornan las piernas de las mujeres, sino que también permiten a su dueña olvidarse del cansancio que se produce si los zapatos son incómodos. Con estos zapatos podrás recorrer muchos kilómetros de paseos marítimos y seguir luciendo femenina y elegante.
Los primeros zapatos, vagamente similares a las zapatillas de ballet a las que estamos acostumbrados hoy en día, aparecieron en el siglo XVI, aunque su popularidad duró poco entonces. Durante varias décadas fueron usados por los nobles. Es de destacar que estos zapatos tenían demanda tanto entre mujeres como entre hombres. Se trataba de zapatos estrechos y de suela plana, que en aquella época se ataban con cintas. Sin embargo, a mediados del siglo XVI, los tacones se pusieron de moda. Se “asentaron” firme y permanentemente a los pies de la nobleza medieval.
El resurgimiento de los zapatos planos se produjo a finales del siglo XIX, cuando un empresario estadounidense con raíces italianas, Salvadore Capezio, creó zapatos que se parecían mucho a los que usaban las bailarinas profesionales. Los primeros pares de estos zapatos fueron producidos por la marca Capezio, que lleva el nombre de su creador.
En 1941 se produjo el primer y verdadero triunfo de las zapatillas de ballet: en el desfile de la prestigiosa diseñadora de moda Claire McKellder, estas zapatillas recibieron numerosas críticas favorables. Después de un éxito tan sorprendente, se han convertido en zapatos cotidianos e indispensables para millones de mujeres.
En los años 50, las zapatillas de ballet repitieron su éxito. Esta vez, la incomparable Brigitte Bardot mostró al mundo unos zapatos planos rojos en la película “Y Dios creó a la mujer”. Luego tomó el testigo la no menos bella Audrey Hepburn, quien sorprendió al público con su imagen en la película "Funny Face". Por cierto, la propia actriz estaba literalmente enamorada de las zapatillas de ballet y, a menudo, las usaba fuera del rodaje.
Es interesante el desarrollo de la moda de estos zapatos en Rusia. Así, los historiadores saben que los zapatos sin tacón ya se usaban en el siglo XIV, pero se llamaban “zapatos de plata de ley”. Se creía que tenían forma de pez.
Las zapatillas de ballet tienen sus propias características distintivas que no nos permiten confundirlas con ningún otro calzado:
Además, la punta clásica es redondeada o puntiaguda, pero los diseñadores modernos son personas creativas y, por eso, hoy en día puedes encontrar modelos con punta cuadrada, alargada o elevada.
Las bailarinas son más que simples zapatos de vestir para el día a día. Hay varios tipos de este tipo de zapatos.Entonces, los más populares:
Las zapatillas de ballet están hechas de cuero y gamuza, textiles y materiales sintéticos. Están decorados con estampados inusuales, pedrería, lazos, hebillas, bordados, destellos e incluso encajes. Pero también son populares los modelos sencillos y estrictos, desprovistos incluso de un ligero indicio de decoración.
Estos zapatos son realmente versátiles. Incluso con la ayuda de un par de zapatillas de ballet clásicas, puedes crear una variedad de looks: desde un estilo juvenil brillante hasta una oficina discreta. Sin embargo, es importante no olvidarse del sentido del estilo y elegir zapatos no solo que combinen con su ropa, sino también según su propio estado de ánimo.