Un paraguas es un dispositivo que nos protege de la lluvia, el viento o los calientes rayos del sol. Es una estructura con asa, marco y radios, que están recubiertos con una tela repelente al agua llamada cúpula. Este diseño fue inventado hace muchos siglos, pero ha sobrevivido hasta el día de hoy casi sin cambios. Sólo se ha añadido un mecanismo especial para facilitar la apertura y el cierre del paraguas.
La patria de este accesorio es China y Egipto. Aquí apareció en el siglo XI a.C. mi. En ese momento, un paraguas era un artículo de lujo y, por lo tanto, los residentes comunes lo veían solo en manos de faraones, emperadores y caballeros cercanos a los altos funcionarios. El tamaño de la zona era impresionante: tenía al menos un metro y medio de altura y pesaba unos 2 kg.
En la antigüedad, la India también se hizo famosa como un país en el que el respeto por los nobles nobles y los gobernantes fuertes era ilimitado. Aquí, nuestro héroe era considerado un atributo obligatorio de poder y fuerza, y por eso los sirvientes que acompañaban a su amo llevaban 13 paraguas detrás de él (uno de ellos simbolizaba el sol y los otros 12, los signos del zodíaco).
En Europa, este accesorio también gozó de un respeto especial.En la Edad Media, fue popular entre los emperadores romanos y los reyes sicilianos, y desde finales del siglo XIII, el paraguas se convirtió en un atributo del poder católico y simbolizaba el poder del Papa.
Es interesante la actitud de los franceses hacia él. En el siglo XVII, la palabra “sombrilla” (literalmente “contra el sol”) entró en el vocabulario de los ciudadanos. La parte superior de dicho paraguas estaba hecha de un material impregnado de cera, y el bastón y el marco estaban hechos de hueso. Era un accesorio de moda con el que las mujeres “caminaban”, protegiéndose del sol en los calurosos días de verano. En 1715 tuvo lugar un acontecimiento significativo en París: el mundo vio el primer paraguas plegable.
¡Por cierto! Inicialmente, la función de un paraguas era únicamente proteger de la luz solar. Recién en 1750 en Inglaterra, el comerciante Jonas Hanway pensó en utilizarlo para protegerse de las fuertes lluvias. Sin embargo, dejaron de esconderse del sol recién en los años 30 del siglo XX, cuando se puso de moda la piel bronceada y bronceada.
Al elegir un paraguas, es importante prestar atención a los materiales con los que está fabricado. Por ejemplo, el marco y los radios están hechos de acero, aluminio y fibra de vidrio. La última opción se considera la más confiable cuando se trata del modelo "bastón". Para un paraguas plegable, la mejor solución sería una estructura combinada de acero y aluminio.
Las agujas de tejer son un elemento importante. Su número puede variar. Los paraguas estándar constan de 8 a 16 radios. Pero a veces hay modelos con 6 o 32 de ellos.
El mango ideal es aquel que esté fabricado de plástico y protegido con una capa de goma antideslizante.
La cúpula está fabricada en poliéster. Repele bien el agua y luce presentable. A veces se utiliza nailon en lugar de poliéster. Sin embargo, es más barato y de mala calidad, por lo que perderá color rápidamente y puede encogerse después del secado.
Otro material es el pongee. También es sintético, pero bueno, parece algodón suave o seda. El pongee no absorbe agua en absoluto, las gotas ruedan por el dosel y el paraguas se seca instantáneamente incluso después de una caminata bajo la lluvia torrencial.
Hoy en día existen muchísimos paraguas que no se han inventado. Así, vienen en tallas de mujer, hombre y niño (las diferencias están en los colores y tallas).
Dependiendo del tipo de plegado, existen paraguas mecánicos (sistema totalmente manual), semiautomáticos (apertura con un botón) y automáticos (mediante un botón se puede abrir y cerrar).
El país de origen también es importante. Los productos japoneses y europeos se consideran de la más alta calidad. Los rusos y los chinos son peores, pero incluso entre ellos puedes encontrar un buen modelo.