El accesorio creativo y elegante, la gargantilla, parece un collar. A pesar de esta comparación un poco extraña, esta joya queda muy bien en el cuello de una mujer y es adecuada para crear muchos looks.
La palabra "gargantilla" es inglesa y se traduce como "estrangulador". Su característica principal es que el producto se ajusta perfectamente al cuello y se puede ajustar en tamaño.
Unos siglos más tarde, alrededor del siglo XVIII, entre las damas nobles europeas se pusieron de moda los peinados altos y los vestidos con un escote profundo y revelador. El cuello parecía “vacío”, por lo que intentaron decorarlo de todas las formas posibles. Entonces, en ese momento, se hizo popular la decoración "terciopelo", una banda para el cuello hecha de terciopelo negro. El terciopelo se usó hasta principios del siglo XIX, cuando fue reemplazado por un clásico y rico collar.
La gargantilla, aunque ya ancha y nuevamente obscenamente cara, se siguió usando a principios del siglo XX. Luego fue una decoración de tela con una tablilla en el centro, en la que se combinaban a la perfección perlas, metales preciosos y diamantes.
En tiempos de guerra difíciles, las gargantillas, como otras joyas, quedaron olvidadas. Entonces simplemente no hubo tiempo para ellos: la gente pensaba en cómo sobrevivir.Sin embargo, a mediados de siglo, las gargantillas volvieron a aparecer, principalmente gracias a estrellas de cine como Sophia Loren, Brigitte Bardot y Marilyn Monroe.
En los años 80, las joyas extravagantes se pusieron de moda y fueron usadas activamente por punks, rockeros y representantes de otras subculturas. En aquel entonces, las gargantillas parecían collares reales con púas, inserciones de metal y hebillas pesadas.
Hoy en día, como hace décadas, este tipo de decoración es relevante. Tiene variedades más que suficientes. Por ejemplo, son populares muchos modelos diferentes, fabricados con materiales tanto clásicos como originales. Las gargantillas de raso, terciopelo e incluso brocado quedan geniales.
La decoración calada parece interesante, especialmente en verano, en combinación con un vestido ligero.
La versión clásica es un collar de perlas que se ajusta perfectamente al cuello. Una gargantilla hecha de metales o piedras preciosas también luce lujosa y solemne. Una opción más informal son las joyas de cuero o ante, decoradas con inserciones de madera o metal.
Este producto se considera universal, ya que se puede combinar con una amplia variedad de prendas, cuya principal condición es un escote profundo. Es importante recordar que una gargantilla es completamente autosuficiente y llamativa, no debe combinarse con aretes grandes u otras joyas para el cuello. Una cosa debe llamar la atención, de lo contrario la imagen no será elegante, sino de mal gusto.